27.2.09

It's always better on holiday. So much better on holiday.
That's why we only work when we need the money.

I'm alive. I'm alive. I'm alive. And how I know it's True.
But for chips and for freedom I could die.

Hay veces, en las cuales una quisiese morirse. No hablo de depresión, no hablo de problemas. Solamente comento, estos horribles instantes que nos elevamos unos centímetros por sobre el suelo y vemos todo como es. No es malo, nono. Para nada.

Sucede una vez cada tanto. El principal sintoma de epifania inaludible es percatarse de que la igualdad es una ilusión. Es decir, hay miles de personas allá afuera, lejos de tu pc que hacen exactamente lo mismo, copian exactamente lo mismo y repiten exactamente lo mismo.

Same problems, same solutions. Chicas que les gusta creerse independientes, aún con 16 años. Flacos que se creen malos o inteligentes, aún con 18 años. Gente que piensa que es rockera. O amas de casa frustradas. También trabajadores esclavos de sus trajes y corbatas. Ni hablar de los obreros. Todos iguales. Todos creyendose distintos. "Cada persona es única". JAH.

Lo que pasa, es que cuando dogmatizaron esa frase, no tuvieron en cuenta el más simple e imperceptible detalle. Cuando todos son distintos, nadie lo es.

Qué nos queda entonces, después de saber que todo es repetitivo, reiterativo y REconocido? Puesto que no está en nuestra capacidad innovar.. no nos queda nada. Qué hermoso, no es cierto? Jugar a hacer poesia con palabras inútiles.

Este no es sino otro texto de entre la interminable lista de conexiónes cuasi-lógicas de palabras que figuran archivadas en las listas de internet. Y me enorgullece ser una más de sus autores (porque si no me enorgullezco, me quedo con menos nada que al principio).

Frances.

23.2.09

El plan infinito

Parecía en verdad un milagro que pudiera devorar tales cantidades de comida y mantener su silueta. También bebía como un marinero. A la segunda copa los ojos le brillaban afiebrados y esa niña angélica se transformaba en una arrabalera.
En esa etapa no sabía aún cuál de las dos personalidades le resultaba más atrayente: la candorosa recepcionista que aparecía los lunes de blusa almidonada tras el mesón de mármol, o la bacante desnuda y turbulenta del domingo. Era una mujer fascinante y él no se cansaba de explorarla como un geógrafo ni de conocerla en el sentido bíblico.

Era una muchacha moderna. Escapando de un padre violento y de una madre que se tapaba con maquillaje los machucones causados por las palizas de su marido; partió a pie del pueblo perdido en Georgia, donde nació. Al par de millas la recogió el primer camionero que la divisó como una aparición fantástica en la cinta interminable del camino, y después de múltiples aventuras llegó a San Francisco. Su mezcla de ingenuidad y desenfado hechizaba a la gente y le permitía flotar por encima de las sórdidas realidades del mundo; ante ella las puertas se abrían solas y los obstáculos se esfumaban, la invitación de sus ojos vegetales desarmaba a las mujeres y seducía a los hombres.
Daba la impresión de no tener conciencia alguna de su poder; iba por la vida con la levedad de un espíritu celeste, eternamente sorprendida de que todo le saliera bien. Su naturaleza inconsecuente la impulsaba a ir de una cosa a otra con jovial disposición, sin pensar para nada en las faenas y dolores del resto de los mortales, no se inquietaba por el presente y mucho menos lo hacía por el futuro.
Mediante un permanente ejercicio del olvido superó las sórdidas escenas de la infancia, las penurias y pobrezas de la adolescencia, las traiciones de los amantes que se saciaron y luego la dejaron, y el hecho incontestable de que no poseía nada. Incapaz de guardar algo de un día para otro, sobrevivía con breves empleos apenas suficientes para la subsistencia, pero no se consideraba pobre porque cuando deseaba algo no tenía más que pedirlo; siempre había varios pretendientes embelesados dispuestos a satisfacer sus caprichos.
No utilizaba a los hombres por malicia o por perversión, sino porque simplemente no se le había ocurrido que sirvieran para algo más. Desconocía la angustia del amor o de cualquier otro sentimiento profundo; se entusiasmaba fugazmente con cada enamorado mientras duraba el ímpetu inicial, pero pronto se cansaba y partía, sin piedad por quien quedaba a su espalda. Condenó a varios amantes al martirio de los celos y del despecho sin darse cuenta porque ella misma era impermeable a ese tipo de sufrimiento; si la abandonaban cambiaba de rumbo sin lamentarse, el mundo contenía una reserva inagotable de hombres disponibles.
Disculpa, ya sabes que soy como una alcachofa, una hojita para éste, otra para aquél, pero el corazón es..

Frances.

9.2.09

Juno.

I am a vampire
I am a vampire
I am a vampire
I am a vampire
I am a vampire
Vampire
I am a vampire
I have lost my fangs

I am a vampire
I am a vampire
I am a vampire
I have lost my fangs

So I’m sad and I feel lonely
So I cry and I’m very angry
And I hate some garlic
So I’m so no more sad and
Ache yeah yeah
I am a vampire and
I am looking in the city
Pretty girls don’t look at me
Don’t look at me
Cause I don’t have my fangs
But I have lost my fangs

I am a vampire
I am a vampire
I have lost my mouth again
I am a vampire
I am a vampire
I have lost my mouth again

So I get bone and I shred
So I eat popcorn and I lose the weight
And I sing with my best looking
And I want to play the guitar
But my guitar is out of tune
I am a vampire
I am looking in the cd
And the musical don’t play with me
Don’t play with me

Because I don’t play with my mouse again
And I have lost my mouse again

3.2.09

-Qué te pasa hoy, viejo?-

-Nada. Tengo mis problemas en base a vos. Solo te pregunté cuánto ibas a tardar.-

Remember those good times?

¡Ay, perdido fantasma, afligido por el viento, vuelve de nuevo!

Aún hoy recuerdo en especial uno de aquellos días en el vertedero. Fue uno de aquellos momentos que sabes que recordaras toda la vida. Te ves como una anciana de cabello gris hurgando en tus recuerdos polvorientos y de repente surge este de entre la nada. Las avispas zumbaban alrededor de las flores silvestres y las piedras estaban tan calientes que nos quemaban los pies. Christine y Tildy estaban un poco alejadas del vertedero y recogían margaritas amarillas. Un colibrí recolectaba néctar de una flor de trébol cuando la pequeña mano sudorosa de Lou Jean con sus uñas rotas me agarro del brazo.
-¡Mira, Ginny!-susurró Lou Jean sin aliento.
El cuerpo moreno de mi hermana volaba por encima del sol y del vertedero.
-¡Mirad a Junie!
Los pies de Junie se agitaban como alas, batiéndose contra el vacío. Su pelo ondeaba tras ella por la velocidad del vuelo.
-¡No puede caerse, Ginny!-dijo Lou Jean-. ¿No ves que no puede caerse? Somos especiales, Junie, tu y yo. ¡Viviremos para siempre!
Me estremecí de emoción. Era verdad. ¡La muerte y el dolor lo sufrían el resto, pero nosotras no teníamos por qué temer, ya que éramos inmortales!

Madre, madre, me siento mal,
Pronto al doctor hay que llamar.
Doctor, doctor, ¿Voy a morir?
Si, mi niña, pero no has de sufrir.
¿Cuántos caballos serán
los que al cementerio me llevaran?
Uno, dos, tres…