12.4.10

No me gusta cuando no puedo dormir bien. Cuando sueño con cucarachas y carreras que no puedo correr. Cuando me despiertan a los gritos.
No me gusta cuando mi intento de vestirme queda en eso (un intento) porque mi ropa se esfumó durante la noche.
No me gusta desayunar lo que no me place y menos darme cuenta de que mi pelo se halla atravesando una crisis revolucionaria casi socialista, podría decir.
No me gusta ser atacada por mis muebles en un descuido, apurada por llegar a horario. Ni cargar como consecuencia con una extremidad imposibilitada y dolorida durante todo el día.
No me gusta llegar a destino (usando lo que no me quería poner) y hacer un alto para auxiliar mi mano injuriada. Y luego tener que esperar parada e incómoda solo porque así me exigieron que hiciera para poder entregar un puto papel, que dicho sea de paso, debía recibirlo quien me ordenó que aguardara.
Muchísimo menos me gusta percatarme: de que mi malla de ballet (preparada anteriormente con esmero) descansa plácidamente sobre mi cama y no en mi bolso como debería ser; de que hoy voy a tener que usar las zapatillitas rosas que detesto porque las negras terminaron por destruirse en la última clase; de que he de caminar ocho cuadras para volver a casa, buscar la malla y salir a caminar otras ocho para llegar a la academia (ya que mi viejo perdió las llaves del candado de mi bici) para después retornar a casa, caminando nuevamente, agotada por la danza; Y de que jamás me va a salir un déboulé como dios manda antes de esta tarde.

Pero por sobre todas las cosas que no me gustan y que tuvieron la decencia de sucederme en las 3 horas que llevo despierta, me molesta soberanamente saber que hoy (gracia de mi dios si encuentro un minuto para respirar) no voy a recibir un abrazo tuyo.

Aún así, tengo 13 horas más que enfrentar y una elección que hacer. Y una vez exorcizados los demonios que me atormentan esta mañana, yo elijo:
Elijo mi buen humor de cada día.
Elijo reírme de mi torpeza, aceptar que tengo la mano y el pelo a la miseria y asumir que hoy la vida decidió ser una mierda, pero entender que no por eso voy a dejar de pasarla bárbaro.
Elijo cagarme de risa.

Elijo seguir adelante, je.

(:

No hay comentarios.: